martes, 1 de mayo de 2012

Daños y reparos

Me dice la vida, las personas, mi razón y él, que me equivoco, ¿será posible reparar el daño hecho si es verdad que estoy errada?....







Espero que pasen los días, las horas y los minutos, y que si he elegido un camino errante, las fluctuaciones de mi animo y de mi cuerpo me dejen saberlo a tiempo. Se que te amo y lo sé con el dolor de dañarnos, pero no me puedo permitir estar al lado tuyo cuestionándote, prefiero pensar y sentir con cierta distancia, y volver con los brazos abiertos y convencida desde el alma, con palabras propias, sobre el hecho de que amarte es lo mejor que me ha ocurrido en la vida y disipar todas las dudas... y por sobre todo, que el tiempo que nos hemos dado sea suficiente para merecerte, para sentirme digna de ti... pues ahora veo, que parte de toda mi inseguridad, es que también dudo de que yo me merezca al hombre que estoy forjando con mis exigencias y que por cierto, ha respondido con superioridad.


Pienso a ratos, ¿quien soy yo para pedirle tantos cambios?, ¿con que moral le digo que no confío en él?, si con cada acto de este ultimo tiempo, estoy terminando por cimentar una grieta enorme entre nosotros, ¿con que cara me atrevo a hacerlo pasar por esta pena?... no paro de pensar en lo estúpida que estoy siendo, pero dentro de mi se que lo necesito, que egoístamente no me queda otro camino que lamentarme cada día, para simplemente saborear la libertad y saborear esa dolorosa, pero exquisita sensación de extrañarte.


Necesito extrañarte, necesitaba sentir el dolor de la perdida, desentumecerme un poco, para no olvidar jamás; que aunque hayan días que te odie, esos solo serán días, porque lo que hoy siento es una eternidad de días sobre mi pecho, une eternidad de lamentos y una eternidad de arrepentimientos... y sin embargo, necesito morir un poco, para vivir fervorosamente. 


A cambio, también he hecho un compromiso conmigo misma: debo convertirme en la mujer digna de su amor, de su respeto y su coraje. Digna en términos de valorarme como soy y mejorar lo que hay por pulir, digna también en volver decidida, sea como sea, decidida, y nunca más titubear como lo hago hoy. Para que un día él pueda decir, como nunca lo ha hecho, "confío en ti". Pues si antes no confiaba en mi, hoy con justa razón, menos lo hará.


Amor, hoy me has sacudido con tu fuerza, me has sacudido con tus exigencias, me has sacudido con tu dureza para hablarme... pero me diste algo, una aliciente para luchar en el camino de un nosotros, curaré mis heridas, mi autoestima, mi confianza y mi carácter; fortaleceré mi voz y mi convicción; y por sobre todo, no desaprovecharé este tiempo, haré que no te arrepientas de habérmelo otorgado. 


Y sólo te pido una vez más, espérame y no me odies. 


Dolorosamente, te amo.




NB.



No hay comentarios:

No somos esfinges

Antes de todo aclarar que no se trata de un texto político ni económico, es de las idiosincrasias que ha generado la igualdad de género com...