Para una eclipsada mente escribir es mas posible y si la persecución no tiene fines claros es mejor aún; es como no tener fines de lucro. Eso es lo que anhelo encontrar...
miércoles, 24 de noviembre de 2010
Ismos
viernes, 12 de noviembre de 2010
Santiago
Escarcha
miércoles, 7 de julio de 2010
Cuando visito a mi novia
Entre cerros y laderas,
entre playas y riveras,
entre calles de lamentos y veredas de pena.
Ahi voy yo al galope de mi fiel corcel de sangre pura y noble estanpa, merodeo los senderos de Santiago de nueva extremadura, y a no mas de un kilometro de las alamedas, en un carrueje doble veo tu bello rostro somnoliento; bajas a pocos pasos de tu hacienda patronal y caminas sin importan si tu vestido se moja con los charcos de agua.
Y yo radudo en mi corcel, cuando decido parar para saludarte, mi fino compañero decide seguir sin previo aviso unos cien metros mas... ahi logro decender del corcel y sin mas que decir decido correr a tu portico y encontrarte presta a llamar para que anuncien tu llegada y habran los robles de manijas de oro... de pronto te alcanzo y extiendo mi mano, tu te volteas, te sorprendes con alegria, nos acercamos, nos besamos y como siempre yo te digo - ¿sabes mi amor?, cuarta vez que tomo la micro fuera de la U y en vez de parar en carmen con matta me deja frente al negocio del maestro, eso me pasa por irme adelante y no pagar el pasaje mira que soy pavo, todo sea por la economia... -.
Arturo Matamala.
miércoles, 16 de junio de 2010
Mi boca sabía a...
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Mi boca sabía a té, eso era un claro indicio de haber estado en casa de mi madre, las cosas parecían más claras, como si ella fuese mi oráculo o algo por el estilo. Y mientras caminaba recitaba algunas palabras, algunas frases, cosas que “debía tener siempre claras”, cosas como dignidad, sabiduría, imparcialidad en mis decisiones, rodearme de cosas que mantuvieran mi felicidad…
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Mi boca sabía a tabaco, eso era un claro indicio de que salí de casa de mi madre con las cosas tan claras, que me dolían, más que si aún tuviera esa cuota de esperanza o “estupidez”, como sea; estaba más oscuro. Lo que pasa es que cuando uno se hace consciente, todo pesa más, más que ser una simple victima o peón del juego.
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Entonces juego con las opciones moralmente permisibles, las fantásticamente posibles y las que me llevan a nada y estas últimas son las que mas me gustan. Resultaba que era un día normal, y los siguientes también y no haría más que sentarme a ver que pasa si no hago nada; tiendo a jugar con los límites, pero a veces me topo con ellos y solo me da tiempo para sentir el golpe de caída.
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Mi boca sabía a chocolate, era un claro indicio de que la fecha tope se acercaba y me había abandonado a la terrible ansiedad de llenarme con azúcar en vez de respuestas, solo eran las diez de la mañana y mi día ya había acabado, no pensaba levantarme salvo cuando las provisiones se acabaran.
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Pero resulta que llega la motivación de forma repentina, de algún comercial o un leve pensamiento y de pronto me hallaba duchada, depilada, maquillada y lista para desenredar mi vida. Entonces desempolvo mis neuronas, me pongo una chaqueta y embisto al día con mi presencia en las calles.
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Natalia Bevilacqua
No somos esfinges
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Escribir mientras uno oye a Mozart tiene resultados extravagantes, y aqui les muestro lo que pasa al hacerlo mientras oyo Requiem en D menor...
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