Esto lo escribí hace algunos años, a veces es bueno recordar, ahí les va:
Estoy en tu pecho, oyéndote. Estoy intentando ser parte de él, intentando fundirme, intentando tocarte y quisiera sobrepasarte, quisiera no estar aquí, simplemente estarnos. Mas no puedo entrar y me limitas y te limito; estamos tan lejos.
Y es que es tan clara esta inusual cercanía, sin embargo, estamos tan lejos y es que la piel nos limita… y es que no te puedo tocar.
Quiero inventar que lo logro, quiero inventar caricias, tan solo recrear y jugar a que si podemos ser uno, jugar a que desde mi lejanía sobre tu pecho puedo estar mas allá de lo que físicamente nos es posible, jugar a que nuestros compases se ajustan.
Y sernos y coexistirnos, amarnos, compenetrarnos, suspirarnos y yacernos; tan solo morir, existir como nadie ha podido y morir acoplados, ser solo un compás.
Pero solo muero, muero masticando un recuerdo, abrazando un aroma, intentando atrapar en mis manos su carne y su existencia. Y me muero y mi piel se enfría, tan solo muero.
Y tú me miras, desde tu dura complacencia, desde tu muerte y luto.
Estamos escarchados, lo sé.
Natalia Bevilacqua
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