jueves, 7 de abril de 2011

El minotauro que no quería ser liberado

Todos queremos ser salvados, la idea puede ser diferente en cada cual, salvarse a uno mismo o esperar una fuerza externa tan poderosa, capaz de salvarnos del precipicio, pero a grandes rasgos, todos queremos ser liberados. Es una cosa de inconformidad.


Mirar a nuestro alrededor con la mirada del depresivo, es una cosa que ocurre a menudo, cuando estamos inmersos en una realidad que no nos llena; la mayor parte del tiempo miramos sin esperar algo mejor, como decepcionados, la cosa ES como nos tocó. pero a pesar de la idea conformista hay un deseo muy intimo de ser salvados, de que tal realidad boscosa pueda ser superada, elevar nuestro estado, o simplemente mejorar el mundo.


Esta cosa de ser salvados es tan habitual, como presente en la literatura, es una suerte de factor común en la humanidad, entre tantas cosas en común que tenemos. Y esa idea está también presente en uno de los cuentos que más me han inspirado en mi años de lectora, "La casa de Arterión", no es la cosa más impresionante que exista, y a lo largo de mis lecturas, sé que encontraría mejores ejemplos, pero es Borges quien abre mi mente, no sólo con ese cuento, a pensar, filosofar, imaginar y ver en mi una fuente infinita de cosas que me sorprenden cada día, quizás ya no lo lea, pero él me inició.


El minotauro, protagonista del cuento, vivía encerrado en su infinita casa, velado de tanta soledad, que creía con total convicción que era un ser perfecto, el rey y líder de todo lo existente, que incluso en una época que no recordaba, él había creado todo lo existente. Lo que no sabía es que no era el líder ni rey, simplemente estaba sólo, este minotauro ni soñaba con ser liberado, pues su triste historia lo había vedado para saber que en realidad era un ser desdichado, era tal su ceguera que se sentía perfecto.


Cada nueve años, llegaban nueve hombres a su casa, para intentar matarlo, pero siempre ellos morían a manos del minotauro; terminar con la vida de nuestro personaje era la única forma de liberarlo de su insensata realidad, de su casa.


Pero, el minotauro no deseaba ser liberado, es de los poco personajes en mi historia que verdaderamente era feliz, que verdaderamente no buscaba ser liberado, que su soledad le había otorgado algo que muchos buscar toda su vida y jamás encuentran, ser felices, encontrarse bellos, perfectos, invencibles... pero bastó que un hombre le dijera que alguien lo liberaría para que el minotauro deseara que eso ocurriera.


Nada hacía pensar que un día llegaría alguien a su casa infinita a buscarlo para "liberarlo", ¿liberarlo de que?, ¿Por qué el hombre piensa que sus expectativas son atribuibles a los otros?, ¿por qué el hombre es tan obtuso que cree que lo que para él es bueno, es bueno para todos?, nos impresiona ver a los indigentes que tienen la posibilidad de vivir en casas y de forma confortable, pero prefieren vivir en la calle; nos impresiona ver que hay gente con otras preferencias sexuales; nos impresiona que exista gente con X gusto sobre X cosa, que no es común.


El minotauro en toda su vida no sintió ganas de ser salvado, esa necesidad nació con las palabras de un hombre que murió luego en manos de él, es por ello que al llegar Teseo, el minotauro se dejó matar.


Aunque todos quieran ser liberados, no todos quieren liberarse de las mismas amarras, lo que a uno le parece bueno, es terriblemente malo para el otro, eso nos hace individuos... pero el minotauro en su realidad maravillosa no tenía intensión de ser liberado de ninguna forma, quizas es el unico personaje que conozcamos en nuestras vidas que no pretende más que lo que tiene y lo matamos.


Algo así como el mito de la Caverna de Platón, es un hombre convencido de que las difusas sombras que ve son su realidad, pero en realidad no son más que el reflejo y sombras de otra cosa, de otros hombre, pero este personaje siempre vivió en esa realidad, atado y destinado a ver sombras; para él esto era la realidad y la verdad, y no le bastaba más.


Una vez que fue liberado vio por primera vez la luz, se encandiló y le dolieron los ojos, deseó volver, ¿quien no?, ¿por que liberar a quien no quiere ser liberado?. Al parecer debemos salvar también a quien esta ciego, el hombre no puede ser feliz, esta felicidad solo existe en ausencia de realidad, o al menos en parte de ella, esta parece ser una creencia común. Nos es sospechoso ver a alguien pleno, si es así, probablemente esté mal de la cabeza, ya que la felicidad para el hombre común parece ser una cosa efímera y lejana, un poco idealizada.


Como muchas veces lo he dicho, el hombre es victima de su razón, ésta le impide ser feliz y le impide dejar al resto ser feliz. Dejemos a esos locos ser locos, quizás encontraron en su locura un medio que nunca nosotros encontraremos, no convirtamos nuestra verdad en una revelación autoritaria para el resto de los hombres, hombres libres todos.












Por Natalia de Asterión, la que quiere ser liberada por sí misma.

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