miércoles, 6 de julio de 2011

El Catoblepas



Cuantas veces uno ha sentido que todo lo que hace es expulsar por la boca y cada poro un montón de mala onda, cuantas veces uno opta por callar, mientras se atora en la garganta un grito, mientras uno llega a sentir que expele la verdad y la critica. Cuantas veces uno opta por algo que está fuera de sí, fuera del autentico deseo de verborrear y calla. 


Y claro, puede ser un acto muy común, pero verdaderamente difícil de realizar, sobre todo cuando la idiotez del planeta parece provocar con cada gesto y pareciera que esperan que uno explote, para luego, enrojecida decir, "perdón". Es curioso, pero con sólo decir para sí algún garabato, aunque sea para sí; baja la presión, es como si lanzáramos los dardos a la tierra y ahí se quedaran. Y uno "generosamente" deja que el otro siga su camino.


Quizás todos tenemos un poco de este animal, el Catoblepas, un poquito de esa timidez de no levantar la cabeza para no dañar, mirar al suelo, para no traer el caos al mundo, pero jamás jamás envenenarse a sí mismo, simplemente se agacha, quizás el también decía para sí cosas para contenerse.


uf!
Nada mejor que decir con la CH y las S, bien marcadas un Conchasumadre!. Vivan los "Mierda", con la R ronca, los "Andate a la chucha!" con el tono más poblacional, o un sencillo "Agueonaoooo!".... aaah!!!.


Y con decirlo bajito, al amigo de al lado o en el pensamiento puede ser suficiente, magnificas palabras catárticas!, dulces palabras que encienden el enojo y son capaces de provocar el morbo de la gente, magnificas cuando nos sirven para no "meter las patas" y saciar la indignación en silencio.




Ahora feliz, me voy a la Chucha!!




Natalia de Asterión

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