martes, 4 de septiembre de 2012

Evocaciones en D menor

Escribir mientras uno oye a Mozart tiene resultados extravagantes, y aqui les muestro lo que pasa al hacerlo mientras oyo Requiem en D menor:



En mi nuca lanza relámpagos fríos hacia mis ojos, como si pudiera salivar y exhalar  calor mientras tanto, como queriendo evocar las mismas voces, me sorprenden mis oídos y mi cabeza tal como banco de sonidos, como un instrumento mas de sus guturales evocaciones, que por mis brazos surgen dedos que la desean tocar.

Soy un filamento frágil que al toque de su vibrato, tiembla mientras viaja el siguiente sonido de magnifica contextura, que mece mi glándula, me mieliniza hasta aquellos poros ocultos, y viaja lento por mi vientre la inocencia del descubrimiento, como diciéndome soledad, como diciéndome humanidad, como diciéndome carne... y mi nuca se escandaliza y suelta mi cabeza.

Soy un filamento frágil, como caudal de sangre que vibra tibia y lentamente, conmovida hasta la quietud. 

Y ahora expectante, llega sorprendentemente el violín de voces malditas que sollozan desde la tierra a un cielo oscuro, como si viera desde arriba y me tiraran las carnes de la espalda, como si fuera una voz mas, como si pudiera reducirme a su sonido, como un gran publico, que vive dentro mio. Soy un tambor que resume sus sonidos, me despliego encorbardo mi espalda, sintiendo su dolor.

Maldito publico que me eriza, que me lanza a la inpulcritud de mis pensamientos, que se lamentan lentamente y me tocan la nuca con la punta de sus voces. Esquizofrenica sensación, maravillosa espera, que su oboe suene hasta la luna, que la tesitura de sus bramidos me toque, que por si fuera poco, puedo sentirlo en mis viseras, mas no emularlo.

Soy un filamento delgado que se esconde y solo llora tras el sonido, mientras mis mejillas se ruborizan y levantan de sus pliegues, tocando mi piel sin siquiera estar aquí, soy un instrumento mas, emito emociones por sobre mi mirada taciturna, sobre la indolencia de mis letras. Rebotan en mi sus sonidos, en mi caja resonante, voltio a voltio sobre cada neurona.

Y ahora, un sonido familiar me estremece, como llaves propias por primera vez miradas, con formas diferentes y conocidas, me abro, me estalla la garganta que sin voz canta al unisono, y susurro, susurro, soy parte, con mi carne y la gruesura de mis palabras fáciles. Me enerva el suplico del que soy parte, me eleva y que vuelca a mi y a ese publico maldito y llorante. Me vuelco a mis espaldas encorvadas y empalidecidas de afección, como si orara a un dios inmenso e impávido, tan lejano como la estrella invisible del cielo nocturno. 

Soy una voz publica, y mis costillas se elevan de su posición repitiendo el andar de la sonoridad que me rodea, como si fuera parte, pero no, puncionando mis extremidades al dolor, al grito, a ser esa voz publica del mas allá.




Natalia de Asterión

Hoy: Sobre gente taimada


Esto es algo así como el texto sobre la labor social de la siutiquería que escribí hace algún tiempo, una queja social al orden y a las actitudes que me molestan en la esfera de lo humano, aunque en algunas personas parece ser sobrehumana su incapacidad social.


Y la gente taimada, personas que experimentan constantemente la pregunta ¿te pasa algo?, ya que siempre son los únicos en poner mala cara, son los que no dicen que les molesta algo, pero lo manifiestan con una sonrisa fingida y una abrazo frívolo, que solo evoca la pregunta de siempre ¿te pasa algo?, pero que responden siempre con hipocresía: No, nada, es tu idea.

Esa gente, nunca es mi amiga, pero logran llevarse bien con muchísima gente, como si nadie mas se diera cuenta. Son personas que debido a su incapacidad de decir lo que les pasa están rodeadas de misterios y enredos, pero de los que salen limpios siempre porque todo lo dicen por debajo, con sub-lecturas, por lo que no los puedes acusar de nada, pues nunca dicen, ni hacen nada y eso parece, con la cara de nada que ponen.


Pareciera que me molestara mucho o que me refiriera a alguien en especifico, pero hay tanta gente así, que hoy ocupan un capitulo completo de mi vida; gente tan cercana, como familiares, amigos de mis amigos, colegas, compañeros de curso y por supuesto, ex-amigos. Son personas que quise ayudar, que quise entender y quise escuchar alguna vez que les pasa, y me respondieron, subestimando mi inteligencia: No, nada, es tu idea

Supongo que mi fastidio es porque no puede hacer ningún feedback y solucionar nada, porque te han cerrado la puerta con algo peor que decirte, no quiero hablar, sino, con una mentira disfrazada en una sonrisa venenosa, siutica, hipócrita y taimada.

Ahora, lo común es que este tipo de personas sean mujeres, ¡¡¡¡y son muchas!!!!, por eso los hombres generalizan que, si a una mujer se le pregunta ¿te pasa algo? y te responde Nada, es porque algo le pasa... gracias a ellas les debemos el dicho.

Por eso invito a mis amigos, cada vez que observo esta situación, a no prestar ninguna atención, y en cambio, fingir venenosa, siutica, hipócrita y taimadamente que les creemos que no les pasa nada, pues SÉ que sufren cuando a nadie le llama la atención su actitud distante y taimada, pues hemos caído en su juego cuando nos enfrascamos en la inútil conversación de: Por favor, yo te conozco, se que te pasa algo, dímelo, confía en mi... bla bla bla!!!

Así que a Ud. le digo, erradicar a estas personas es imposible, quizás sean más que los honestos y directos, pero si podemos erradicar esa actitud; Ud. solo debe hacer como que no se dio cuenta y siga adelante ;)




Esta vez, Natalia Bevilacqua

No somos esfinges

Antes de todo aclarar que no se trata de un texto político ni económico, es de las idiosincrasias que ha generado la igualdad de género com...