martes, 26 de marzo de 2013

Confesión


Tal como están las cosas parecieran que los segundos pudieran multiplicarse o aletargarse, alterar su composición a voluntad, y es que el tiempo se me hace voluble mientras las emociones se quedan al margen.

Oh! Podría estar así por años sin notarlo, podría convertirme en piedra y no enterarme y hasta podría toparme con aquel misterioso caballero, el favorito de mis sueños, sin siquiera alterarme.

¿Cómo puede una persona trastornarse de tanto no sentir?, ¿Cómo pude llegar aquí?

No hay lágrimas siquiera para este absurdo, no hay más que una risa indolente y venenosa que me acusa de incauta, no me quedan más blasfemias para acusarme de cobarde, pues ahora, tal como están las cosas, no me queda más escape que afrontar la dureza de aquello que no me atreví a sentir.

¿Seré capaz de perdonarme a mi misma?, ¿Cómo pude llegar aquí?

No hay perdón que se tarde más en llegar que el mío propio, y no me pueden culpar de inmadurez, pues nunca dije que no lo fuera. 

No somos esfinges

Antes de todo aclarar que no se trata de un texto político ni económico, es de las idiosincrasias que ha generado la igualdad de género com...