martes, 5 de abril de 2011

Ser gordo



Precisamente en este momento estoy desvelándome, pensando un poco en el ritmo de mi vida; justo hoy que fui al médico para controlar mi peso, cuestión que no me había preocupado, salvo algunos momentos de vanidad, pero ahora es por salud, amor propio y a los que me aman.


Mucho se habla del sobre peso, de que es una enfermedad de nuestros días, de que los hábitos de este mundo rápido están enfermando a la gente, se habla también de tendencias a engordar, hormonas y blá blá blá!. Pero resulta que subyace en este tema algo bastante intimo, la propia imagen; y no es algo simplemente físico, es una imagen que tintura todos los ámbitos de uno: ser gordo te define.


Uno se plantea frente al resto casi pidiendo disculpas por ocupar más volumen que el resto en el mundo, uno piensa que tienen miedo de invitarte a comer porque vas a hacer gastar mucho, uno piensa que si va a comprar ropa a una tienda normal te van a decir algo o te preocupa que te vean probándote media tienda y piensen que no tienes dinero, pero en realidad no te conformas con tu imagen, te preocupan las vacaciones con amigos y ver que serás la guardarropía de todos mientras se bañan... uno piensa, piensa y piensa. 


Probablemente a nadie le preocupe en realidad, quizás ninguno de tus amigos ha pensado cosas así, ni por el estilo, pero ser gordo define a tal punto la auto-imagen que se generan mitos sobre el resto y uno mismo. Unos sencillamente no se preocupan y viven siendo los más simpáticos y generosos, otros se esconden entre libros y cultivan el acaudalar contenidos, otros más depresivos se esconden en sus casas, en fin, todos buscamos una escapatoria y tener una GRAN virtud que pueda aplacar este GRAN defecto.


Todo esto suena típico, suena a "alguna vez lo oí en un documental en la T.V.", pero cada uno vive estos kilos de más de una forma muy particular, y sin duda enfrentándolos día a día, no queda más opción, cada día verse al espejo, cada día pensar en lo molestos que somos para el resto, y ni hablar del ámbito amoroso. Tengo la suerte de tener alguien al lado que me demuestra amor, paciencia y respeto, cosa difícil, cuando él no tiene sobre peso como yo, comprender a alguien cuando nunca has tenido su problema.


Normalmente los gordos, andan con gordos, suena etiquetador, pero miremos al lado, es un hecho; no quiero ahondar en los motivos, porque honestamente a pesar de mis evidentes kilos nunca he "buscado" a alguien como yo, siempre he estado abierta a distintos tipos de personas, así que de ello no tengo experiencia.


Pero esto de buscar con quien "pinchar" es fastidioso, muchas veces da vergüenza pretender a alguien y no solo por el miedo al NO, el rechazo puede ocurrirle a todos, el miedo está en que uno siente que no merece a esa persona, sobre todo cuando uno pretende a alguien que goza de un buen físico. Son tantas las barreras que uno genera que termina rodeándose de amigos... y más amigos.


Coquetear o arreglarse es un acto insufrible, el dicho "aunque se vista de mona, mona se queda" vive con uno y da rabia hacer intentos por verse bien, cuando lo evidente sigue siendo evidente. Coquetear es terrible, uno se siente como acosador, porque jamás en tu sano juicio pensarías que coqueteando te verías sutil y acertado, uno piensa que hace un show lastimoso, que todos se dan cuenta y probablemente incomodas a quien te quita el sueño.


Ser gordo es terrible, pero lo más terrible es que uno se encajona cada vez más en la imagen que se tiene, cuesta cada día más ver quienes somos, la belleza en cualquier otro ámbito se vuelve una disculpa por ser quienes somos, una disculpa por no ser capaces de cerrar la boca. 


Y es que nadie puede ver lo difícil que es hacerlo, así como hay alcohólicos y drogadictos, hay gente gorda, y lo peor es que esos otros ADICTOS sólo deben alejarse del vicio, cambiar de círculo social y mentalizarse muy bien, pero el gordo debe enfrentar la comida para vivir, enfrentarla... dile a un alcohólico que huela el vino, meta el dedo a la copa y luego saboree su dedo, sin probar más que eso y que luego deje el resto. Eso es cada comida de una persona gorda tratando de controlar el deseo terrible y visceral de comer más, tratando de controlar las ganas de saciar esa terrible hambre, imagina ahora lo que es ser gordo... no solo es cerrar la boca, es ver al menos tres veces al día pasar comida frente a tus ojos, comer, pero no comer lo que tu cuerpo te pide, lo que la garganta grita angustiosamente cuando estas entre el último bocado y el precipicio de comer aún más.


La frustración de decir que ésta vez será la última dieta y ver que un día de estos vas a un cumpleaños, comes un inocente trozo de torta y despiertas a esa fuerza extraña llamada ansiedad y quieres más y luego no puedes retomar el régimen.

Ser gordo, no es sólo la imagen, es la pena de ver a tu madre decirte que serías más bella si no comieras tanto, es la rabia de mirar tu cuerpo antes de cada ducha y odiar lo enorme que se es, es creer que el resto piensa cosas de uno, es ir a escondidas al refrigerador y comer con un nudo en la garganta de culpabilidad, es ver que todos evolucionan menos uno... es luchar cada día y fallarle a tu alma.


Ser gordo es más que un problema de talla.






Sin alter egos ésta vez.
Natalia Bevilacqua

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