Soy
una pluma que replica sus giros al caer, no tengo forma de evitarlo, sin
embargo caigo con la sutil elegancia y liviandad de quien baja por su propio
deseo, aunque por dentro me desarme esta circunstancia, donde las
subjetividades se cruzan y los pensamientos, conclusiones y cálculos llevar a
los puertos desolados donde ya no quiero mirar, donde las humillantes marcas
del pasado reverberan ensalzando mi camino y mi vista, como si no fuera
suficiente con mis propias cadenas, ahora cargo las de mi pasado como un muerto
que ha cobrado vida.
¿Hace
cuanto mi mente traiciona mis deseos y degenera mi visión?, ¿y hace cuanto soy
esta adulta que piensa para atesorar su integridad?, ¿y de que me vale si la
inminente caída se perfila frente a mi amoratada memoria?
Natalia de Asterión
Natalia de Asterión
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