"Lo besaba, lo observaba, lo amaba, lo acariciaba… era mió, al menos aquel instante, y yo ya no era mas de mi, al menos ese instante.
La piel era la única barrera que nos impedía unirnos aun mas, en esos momentos entendía el termino “fundirse en el otro”, pero eran los momentos mas cargados también, era éxtasis, sentimiento de separatividad, mi cuerpo no estaba tan pegado al de él como lo habría querido, era físicamente imposible, ya no importaba mi ritmo al respirar solo quería escuchar el de él, en ese instante, mi cuerpo y mi mente no se pertenecían.
En ese momento solo quería estar ahí por siempre. Y luego mi alma estaba como viva, era como bella, como perfecta.
Entonces comprendía algo mejor; entendía que ese sentimiento que tenia de soledad, ese sentimiento.. la separatividad estaba ahí solo porque era completa a su lado".
Cada uno es incompleto, estamos en una constante búsqueda, un constante devenir y esto se ve de alguna manera justificado con una vieja historia de la que todos hemos oído hablar, en la Biblia, la historia de Adán, cuando Dios le saca una costilla para crear a su acompañante, la mujer, Eva.
Bueno, hay otras interpretaciones de tal hecho y es que ese hombre Adán, hecho a imagen y semejanza de Dios, no es precisamente como lo imaginamos, es el Andrógeno, Rebis y como estaba hecho a imagen y semejanza de Dios era o podía llegar a ser tan poderoso como Dios, entonces Dios sintió miedo de su propia creación, que era mitad hombre y mitad mujer, un ser completo... y lo separo y dejo desamparado fuera del paraíso, mas encima le dio la característica de reproducirse o subdividirse, lo que le quitaba aun mas poder a su original creación.
Desde entonces el humano busca completarse y nunca esta conforme, se perfecciona y busca el amor en su ser complementario... victimas de la razón, del inconsciente y del sentimiento de separatividad...
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